Los conductos de ventilación y sistemas de aire acondicionado se emplean para diferentes tareas, no solo para mantenernos frescos durante el verano. Dichos sistemas se diseñan más de las veces para reducir los contaminantes en interiores, deshacerse de gases tóxicos producidos en espacios cerrados, además de brindar el oxígeno necesario. También sirven para eliminar el calor y humedad residuales de interiores. Se les usa con frecuencia tanto en espacios cerrados de gran tamaño como en edificios de oficinas, fábricas y estacionamientos subterráneos.
Desgraciadamente, el envenenamiento por CO en espacios cerrados ha aumentado dramáticamente. Las más recientes normas para construcción han impuesto reglas más estrictas para estacionamientos subterráneos, los cuales requieren sistemas de ventilación mecánicos. Estos sistemas deben contar además con analizadores de gases para detectar la concentración de los niveles de CO en tiempo real.
El monóxido de carbono es incoloro, inodoro e inofensivo al ser humano cuando se presenta en bajas concentraciones. Sin embargo, cuando se presentan concentraciones elevadas, puede causar problemas que atentan contra la salud y ponen en riesgo la vida. Uno de los síntomas del envenenamiento por monóxido de carbono se presenta en forma de dolores de cabeza, mareos, fatiga, vómito o cuadro de debilidad general. No solo lo anterior, en realidad el monóxido de carbono deja muchas secuelas, de hecho puede llegar dañar tanto el corazón como el sistema nervioso central de forma irreversible.
En años recientes se viene dando un incremento vertiginoso en la observación de las condiciones de trabajo en oficinas, talleres, y otros espacios cerrados, incluso en los mismos núcleos habitacionales ya que gases como O2, CO2, CO, NO, NO2, SO2, etc., se encuentran siempre presentes y deberían monitorearse.